Esta afirmación que estamos cansados de leerla y oírla, toma prioridad en estos momentos en los que la vida de la escuela se ha visto amenazada y la familia ha tenido que ser la protagonista para que este vínculo permaneciese vivo.
Nos encontramos en un momento de nuestra historia como docentes donde con más intensidad que nunca sentimos a las familias cerca. Estos meses pasados han configurado un nuevo ser en nuestra escuela. Hemos dado protagonismo a nuestro proyecto Escuela de Vida, haciendo que cada momento e instante de nuestros pequeños fuera importante.
Vida que se siente en las preocupaciones de los padres y madres que siguen apostando por una educación de calidad, donde el corazón y el ser de cada niño y niña es el eje de este nuevo curso escolar que preparamos de una manera especial, pero también siendo conscientes de que vivimos otro espacio y otro momento en la escuela.
Nos preparamos para un encuentro más íntimo, más tranquilo con cada uno de vosotros. Un nuevo espacio de convivencia para todos nosotros desde la seguridad y la precaución, pero desde el amor y la cercanía para cada uno de nuestros pequeños.
Deseamos esta escuela donde todos tenemos un nombre, donde todos formamos esta gran familia para vivir esta nueva etapa juntos y juntas, con mucha ilusión de ser ese espacio educativo para ti y para tu hijo/a.
Es tiempo de preparar, de esperar, de estar alerta y de no bajar las precauciones. Es un nuevo tiempo como escuela, incierto e inesperado, pero quizá idóneo para construir y dar forma a nuestra escuela de vida de una manera más consciente.
Para esta nueva aventura que nos espera juntos y juntas, seguiremos creando espacios para que las familias sigáis creciendo con nosotras. Espacios sensoriales, musicales, divertidos, de calma, espacios de sonrisas y de ilusiones. Espacios para ser y disfrutar desde el afecto y el amor.
Un nuevo curso, una nueva ilusión, un nuevo viaje para compartir